El libro escolar continúa siendo el recurso más utilizado en las aulas españolas

Aunque las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) vayan ganando presencia y protagonismo en las aulas, lo cierto es que el libro escolar aún se mantiene como el recurso más utilizado por mayor número de profesores para impartir las lecciones.

Así lo determinó el estudio "Modelos de integración didáctica de las TIC en el aula", llevado a cabo por la Universidad de La Laguna en Tenerife y publicado en la revista Comunicar. El estudio constató la existencia de dos modelos de integración didáctica de las TIC en el aula: uno de integración débil frente a otro de integración intensa, pero en cualquier caso éstas no desplazaban a los recursos tradicionales sino que conducen a modelos híbridos o mixtos en los que ambos recursos conviven.

Es más, el estudio constató que incluso en las aulas con abundancia de tecnologías digitales, el texto escolar seguía siendo el recurso más frecuentemente utilizado por mayor número de profesores. Es decir, que el profesorado continúa necesitando materiales estructurados que le ofrezcan directrices y guías pedagógicas para la actividad diaria de clase.

Una práctica que no es considerada de manera positiva, e incluso es vista por algunos como un lastre, como es el caso de José Ignacio Rivas, Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga. Rivas apuntaba en una reciente entrevista en el Diario Sur que la dependencia de los libros escolares es uno de los principales males del sistema educativo español.

En cualquier caso, lo que parece necesario es llevar a cabo medidas para que se empleen más las tecnologías de la información y la comunicación como demandan las leyes actuales, pero no que impere el uso de estas porque sí, sino que el empleo de las TIC responda a criterios y herramientas pedagógicas y cuyo uso pueda ser compatible con el libro escolar. Para ello, es necesario no sólo que los docentes dominen el uso de las TIC sino que cuenten con la capacidad y la competencia pedagógica para dar a estas un uso con fines docentes. Y a ello no se llega si no es a través de la formación, investigación, innovación y cooperación por parte de los diferentes entes de la comunidad educativa.